Una tumba, una cripta, flores y velorios.
Llantos fúnebres deshonestos a la muerte
Y plagiadas tristezas de lamentos miserables.
Un llanto en vano y despreciable a mi cuerpo,
Mi ausencia en medida desmesurada y hastiosa.
Cuanto más pasaba el tiempo quejoso era el dolor.
Quise siempre decirlo, gritarlo a los vientos.
Aludir caminos retorcidos entre llamas del infierno
Y cegar todas las mentiras y verdades del camino.
Veredas rotas y olvidadas a la luz del crepúsculo
regadas en silencio de inocentes, las miradas.
Quebrada la esperanza tras el caída de las flores
Dejadas en la cripta sobre tumba de colores
Negros y tristes, vistiendo un aroma, muerte.
Teñido entre brumas de los Ángeles guardianes
Que amparan tu sigilo eterno que espera, traición.
Desquebrajado todo sentimiento cae muerto
Pensando la esperanza acabada y maldita.
En arenas y lagunas mentales recuerdo mis afanes
Que la vida siempre fue justa y la hice injusta
A mi medida.
Aquí, el cementerio es mi hogar de delicias y mentira
Compartiendo maltratos entre muertos y viendo
Vivos morir de escarmiento cada día, perdiendo
Las ilusiones plantándolas en el cementerio.
jardines silenciosos
Estaba la agonía besando mi tristura
En pétalos de rosas y heridas amapolas,
Bajaron por nubes ensangrentadas y ardidas
Con pequeños afanes inmortales.
Nocturnas nieblas adentran pasiones
Llegan al delirio en raíces de amores,
Crueles y estiradas, crecen impetuosas
Las hiervas de las hiedras venenosas.
Si, el engendro de las pasiones asemeja las dolientes
Brisas volteadas en las llanuras del pensamiento.
Inunda cuanto puede cada raíz de sentimientos
Profanos a la muerte, guiados al destierro.
rosas en preludios, claveles de agonía, espinas
del delirio encajadas en la tumba.
Tras desgarre de las flamas que mueren esperanzas
De la luna y el sol acaba en desastres.
Cubre el manto de la noche eternos días de oscuridades.
Suculentos adormecedores vientos migran los cielos,
Surcando vesanias cercanas, matando el alma.
Sacrificio de flores del rocío ebrio y cansado,
Cansado de esperas profanas al martirio
Sin que el viento los promulgue, delirio.
Bellezas nocturnas, de día suculentas,
Pero exquisitas en la oscura penumbra,
Del eterno resplandor de sombra.